Todas las religiones o pensamientos filosóficos, sostienen que
nuestros actos, generan premios o castigos.
Unos dan soluciones a nuestros errores en vida, con castigos en
muerte, denominando, purgatorios, infiernos, ruedas de samsara,
reencarnaciones.
O premios como cielos, paraísos, nirvanas.
Esto es debido, al afán de justicia que tenemos los seres humanos,
de que todo el mundo tenga aquello que se gana,por su trabajo o por
su modo de vida.
No podemos concebir, que personas que se dedican a delinquir, mueran
felices y sin que reciban castigo o vicivérsa, personas que toda su
vida se dedican a hacer el bien, terminen sufriendo al final de sus
vidas, crueles enfermedades o miserias sin fin.
Viendo, que nuestras acciones en esta vida, no tienen un justo pago,
inventamos en el mas allá,una compensación o deterioro, para tratar
de contestarnos a nuestro deseo de justicia distributiva.
A los que, defendemos, que los valores de aquí no tienen el mismo
valor allá y que cada dimensión, tiene sus propias leyes
diferenciadas de las de aquí, nos tachan de que así, frenamos el
obrar con justicia equidad y respeto, para el conjunto de la sociedad.
Pero no es cierto, ya que aquí y ahora todo lo que sucede, sucede en
armonía y justicia, aun cuando no somos conscientes de ello.
Todo el Universo, tiene Leyes, que se cumplen y solo el conocimiento
de las mismas, nos hace trascenderlas y liberarnos de sus consecuencias.
Pensar personalizando nuestros actos, sin elevarnos a ver que todos
contribuimos al fin global y que son la suma de todos, la que da el
resultado, es la que nos impide ver la justicia en el mundo.
Por lo que no existe el premio o el castigo, ya que todos somos
partes del Todo y cada uno cumple con aquello, por lo que ha nacido.
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WEB:
http://jerarquiacatolica.blogspot.com
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