Seguimos en el nacional catolicismo

España, ha avanzado, mucho, en libertades, pero todavía no se ha
liberado, del poder aplastante de la Jerarquía católica.
Si los pocos fieles, que van a Misa, no son capaces de pagar, ni las
velas que usan, electricidad, y calefacción, mucho menos podrán
pagar, los servicios de limpieza, mantenimiento normal, y no digamos
nada de restauraciones, arreglos de tejados, campanas, monasterios e
iglesias en ruinas, que se reparan con subvenciones publicas.
Con la excusa de decir, que son patrimonio nacional, se invierten
ingentes cantidades en ello, pero no se piden a los obispados, que
firmen, documentos, que acrediten, que son bienes públicos y no
privados de ellos, y debemos de exigirlo.
Los curas y profesores de religión , tienen que ser pagados por los
fieles y no por los gobiernos democráticos, ya que no viven de un
trabajo productivo, sino de un lavado de cerebro de nuestros niños,
que en cuanto tienen un poco de uso de razón, les dan la espalda.
Todo el dinero, que recibe la Jerarquía, que no la Iglesia católica,
que en teoría somos todos, pero en la realidad son estos pastores,
los que mangonean y los fieles, solo pueden decir amen.
El cuantioso, patrimonio cristiano, debe de pasar al pueblo, con
documentos que acrediten, que son nuestros de todos los españoles,
para poder usarlos, sin que tengamos que pedirles permiso, para ello.
Si un grupo de cristianos, divorciados, por ejemplo, quieren rezar o
sacar en procesión al San Juanico de turno, o montar un acto de
comunión espiritual, tomando sagradas formas, bendecidas por
nosotros mismos, pues El esta también con nosotros, cuando así se lo
pedimos,sin necesidad de dictadores sacerdotes, pues Cristo es de
todos y ellos nos lo han robado.
Solo así, siendo nuestros los templos y no de ellos, podremos usarlo
el Pueblo de Dios, sin necesidad de traidores a Cristo, como estos
Obispos actuales.
Todavía seguimos como en el nacional catolicismo, eso debe de
terminar, ya que entonces el 100 por 100 de los españoles, por el
articulo 33 eramos católicos, y ahora los fieles no suman ni un
cinco por ciento.
Firmado Miguel Angel Soro Falces.
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