jueves, 13 de enero de 2011

Benedicto XVI despeja dudas trascendentales

Bien ya sabemos que el Limbo, no existe o por lo menos Benedicto lo
deja en manos de Dios, como si nunca Dios hubiera tenido poder sobre
el Limbo.

Claro, que si Benedicto XVI se cree que tienen las llaves del cielo,
pues mucho mejor tenían que tener las llaves del limbo, a no ser que
Pedro después de tantos años las haya perdido, o bueno ahora que
caigo Pedro no puede tener las llaves del cielo, pues todavía no ha
resucitado, solo están en el cielo Jesús y María.

Como ya sabemos que el purgatorio no es físico, nuestro cuerpo no
sufrirá en el, solo nuestra alma, pero claro, como estos "señores"
mienten mas que hablan, parece ser que el cuerpo no peca y solo
tiene culpas, el alma que es la que tiene que purgar lo que el
cuerpo ha hecho....menudo lío.

Si ahora resulta, que el infierno, tampoco es físico, los cuerpos,
que tan maravillosamente han esculpido en las puertas de las
iglesias, es toda una metáfora o un vil engaño...otro lío.

Pero si resulta que en el infierno, se cuecen los cuerpos, el
infierno tiene que ser físico, pero claro será después de resucitar,
todos en el juicio final....bueno todos no, pues Cristo y la Virgen
María ya han resucitado,(Bueno no exactamente, ya que la Virgen no ha muerto nunca ,es la única mortal que no muere por lo que no ha podido resucitar,....manda huevos)y llevaran dos mil años aburridos solos, con
los ángeles trompeteros esperando a los justos.

Y claro el cielo tiene que ser físico, pues sino que leches hacen la
Virgen María y Cristo, con sus cuerpos materiales, en un cielo lógicamente
etéreo, pues Dios es energía, y no puede tener cuerpo físico,esperando la resurrección de los muertos....mienten y se lo
creen, pero todos los mitos que cuentan ya no se los creen ni los niños.

Pues, los cuerpos nunca pueden ser eternos, ni siquiera las almas,
solo Dios es eterno y su Espíritu, del cual estamos hechos, pero
claro el Espíritu de Dios no puede cometer faltas, ya que sería el
mismo Dios el que se fallase así mismo.

Por lo tanto somos uno con Dios, pues nada hay fuera de El y no
existe la condenación eterna; Acabemos de una vez por todas con un
clero traidor y aprovechado.

Firmado Miguel Angel Soro Falces.


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