Este caso no es único en el mundo, ya que por la prensa, conocemos
muchos otros.
Defender la vida desde su concepción hasta la muerte natural,
implica tener a un ser querido sufriendo, durante años y años,
siendo un muerto viviente.
Si el cerebro esta plano, si el enfermo no puedo defenderse, y sus
parientes no pueden, ayudarle a morir, por que unas leyes
retrogradas e injustas, defienden una vida indigna, ¿Que podemos hacer?
Si gracias a una sonda gástrica, podemos alimentar durante décadas,
un cuerpo sin reaciones vitales, pero que sabemos que sufre, aun
cuando no se puede quejar, por qué no llamamos por su nombre a esta
monstruosidad, inmisericorde.
El que una mujer, se vea obligada a parir cuando no quiere hacerlo,
es injusto e indigno para ella y para el hijo que al no ser deseado,
sufrirá una violencia, añadida, a la dificultad, natural de
sobrevivir en un entorno agresivo.
Si no defendemos la dignidad de la vida, y defendemos la vida, sea
digna o no, estamos creando sufrimiento en vez de bienestar, a las
personas que tratamos de defender.
¿Hasta donde la vida es digna y por qué no podemos terminar cuando
está ya no lo es?
Es hora ya de que, el sentido común, nos diga que todo no vale en
nuestro empeño en alargar una vida, contra el amor y la
misericordia,y que alargar el sufrimiento,solo denota que somos
peores que las bestias.
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