Benedicto XVI no ha muerto, está en la sombra, observando que los
cardenales, no se salgan de sus retrogradas ideas su torpeza
teológica, no le nubla su egoísta idea para intentar continuar otros
dos mil años más en el poder, sus descendientes cardenalicios.
El nuevo Papa, tiene que ser a la medida e imagen de los dos sumos
pontífices anteriores, Juan Pablo II y Benedicto XVI, ya que el
proceso involutivo de la Iglesia en marcha, requiere otra "santidad
santa" a la horma del zapato rojo que lucía el más torpe de los
teólogos católicos, para seguir intentando la supervivencia de esa
falsa institución.
Un Papa que intentase, solucionar la corrupción económica del
Vaticano, sería rápidamente silenciado como lo fue Juan Pablo I otro
que intentase, eliminar los mitos y leyendas sobre Cristo, más de lo
mismo, y si alguno intenta, cambiar la misoginia del clero, también
sería mal visto.
El celibato, tampoco puede ser eliminado, pues es lo que hace que
perdure la Iglesia, al no tener que repartir patrimonio con la
descendencia, pues la división,genera debilidad.
El nuevo papa, no puede dar al pueblo de dios, poder para elegir,a
sus dirigentes,pues mientras el poder supremo de la Iglesia mal
llamada de Cristo,la lleven los cardenales de la curia romana, todo
queda atado y bien atado,pero dejar que el pueblo mande, acabaría
con todas las mentiras que sustentan a estos falsos pastores.
El nuevo papa, no puede afirmar que la Trinidad es un invento del
colegio cardenalicio, pues quedaría en evidencia,el mito trinitario,
que eleva al Maestro de Amor Cristo, a igualarlo con el verdadero
Dios e incluso a recibir mas adoración y gloria que El, cosa que
denota una política religiosa no solo falsa, sino también blasfema,
pues manipula a ese falso dios Cristo, para su beneficio.
El nuevo papa,está atado de pies y manos, y así como Benedicto XVI
no ha podido solucionar los problemas de la falsa institución,este
tampoco podrá, por lo que su desaparición está cerca.
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