Durante siglos, la Jerarquía católica se ha ido apoderando de cada
rincón de nuestra geografía y a la vez de nuestras mentes.
Hasta los que se declaran ateos, piensan en "cristiano", y lo pongo
entre comillas, pues Cristo está mitificado por estos mandatarios
interesados, ya que lógicamente Cristo no era como ellos dicen.
Médicos ateos consideran que no pueden en conciencia provocar un aborto.
Es lo mismo que un soldado se negase a disparar con su fusil al enemigo.
Lógicamente el teniente que viese al soldado que no dispara al
enemigo le amenazaría con su pistola y si no obedecía le pegaría un
tiro matándolo para escarmiento del resto del pelotón, es lo mismo
sin matarlos claro, que habría que hacer con estos médicos, que no
cumplen las leyes del aborto, y sobre todo en Navarra.
Nadie quiere la guerra, nadie quiere el aborto, y la que menos la
madre que se ve obligada a hacerlo.
La hipocresía de los obispos que dicen defender la vida desde sus
comienzos hasta la muerte natural, es tan evidente que cuando Juan
Pablo II pidió que no le alargasen la agonía, le obedecieron
rápidamente, pero a los demás que nos parta un rayo.
No podemos perder la memoria, de como estos monseñores, se han
apoderado de nuestro patrimonio y nos han condenado a meros
espectadores de nuestras vidas.
Debemos de recuperar todo lo que nos han robado y ser dueños de
nosotros mismos.
Empezaremos borrando los signos que nos han impuesto, entre ellos
los monumentos al corazón de María y de Jesús, de mi pueblo Tudela,
ya que mintieron cuando pusieron que fueron costeados por
suscripción popular, ya que la realidad es que fueron pagados por
el régimen nacional católico de Franco para mayor gloria a la
victoria sobre los "rojos" en la guerra civil española.
Firmado Miguel Angel Soro Falces.
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