"santo"Padre, Vicario de Cristo en la Tierra, pontífice supremo,
Papa de todos los creyentes, infalible en cuestiones de Fe, Cabeza
del cuerpo de Cristo, Iglesia apostólica que es la única y verdadera
,que dicta e impone sus dogmas, obligando a obedecer a sus
fieles,pues todos aquellos, que disientan serán proclamados
herejes, cismáticos, excomulgados y equivocados en sus
razonamientos, aun cuando estos, tengan el apoyo de la
ciencia(Galileo) o de los mejores teólogos y que en todos los
campos, matemáticos, filosóficos, médicos, genéticos, astrofísicos,
y de cualquier otro estudio humano, comprobado, lleven la contraria
a "Su Santidad" el Papa dice : Nos declaramos que solo yo tengo
razón y estoy en la verdad.
Por lo tanto, todo aquel que demuestre, por todos los medios,
científicos, que Yo el Vicario de Cristo, estoy en el error, sea
anatema e ipso facto mandado a mazmorras y quemado en la hoguera,
por lo cual yo firmo en el día de hoy con todo el poder que me da el
único y verdadero Dios Cristo nuestro Señor, firmado Benedicto XVI
dictador y dueño de cuerpos y almas, por los siglos de los siglos Amen.
!Muy bien ! gran estafador, poco a poco y cada vez mas, la sociedad
se da cuenta de las estupideces que dices, tienes los días contados.
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1 comentario:
Liberarse del miedo y el terror es difícil para algunos, esos se someten sin protestar por evitar castigos y hacen el bien solo por porrecompensa.
El Papa irá, pobrecito directo a la ascensión suprema. El lo dice y lo poroclama a los cuatro vientos y si no accedemos a lo que manda, iremos directos al infierno punzante y quemador.
La iglesia católica es la única que salva, ni la propia alma ni las otras religiones irán con el a ver a ese Dios que le espera con los brazos abiertos de par en par, para agradacerle su Santidad extrema en todo el mundo y por haver incluido y manifestado la rigidéz de la sumisión absoluta a sus pies a una gran parte de la humanidad.
Todos según el estamos condenados...
Para mi, si ser libre de imposiciones por la fuerza es ir al infierno, prefiero estar ahí que a las ordenes de esa pobre alma llamada Benedicto XVI a la que compadezco.
Un abrazo.
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