El sumo pontífice ha casado a veinte parejas por primera vez en su
mandato dictador y machista y no ha podido encontrar ni una sola
pareja casta, célibe y santa.
Una pareja hasta tenía varios hijos ya, pero el pobre Francisco con
la paciencia del santo Job los ha perdonado, los ha bendecido y los
ha unido en santo matrimonio, pero eso sí de blanco signo de la
pureza, aún sabiendo lo malos y pecadores que son.
La hipocresía vaticana, llega hasta extremos infinitos, las
declaraciones de este santo varón,sobre este sacramento anuncia que
es real y por lo tanto muy difícil de sobre llevar,hasta el punto
que el cuando era joven debió sopesar, si casarse o ser célibe, ya
que se cuenta que tuvo novia, por lo que es más fácil ocultar los
pecados sexuales de cura que de casado....seguramente por lo que
engorda la mujer cuando se queda preñada.
Poner puertas a la sexualidad es como poco imposible y estos
cristianos de pacotilla se meten en un jardín que ni Cristo se
metió, pues no se le ocurrió decir ni maldecir el sexo hasta el
punto de que su evangelio sobre el juicio final, no dijo nada sobre
juzgar pecados sexuales.
Los matrimonios cristianos, se casan por la iglesia y se divorcian
por lo civil, pues la anulación es otro bodrio que los papas han
creado y que el pueblo ya no fiel se pasa por el arco de triunfo.
Con el celibato pasa lo mismo los sacerdotes castos no existen o les
dan a los niños o a las niñas o a los muchachos o las muchachas,
atreviéndose con mujeres casadas y solteras, como la historia nos
recuerda, hasta el punto que el bueno de Francisco debe de estar
pensando en capar a sus curas, pues no tienen solución.....y colorín
y colorado sigue el cuento del falso cristianismo, engordando a
obispos y cardenales, como al papa que tiene que ocultar su gorda
barriga, con el traje blanco y largo de sinvergüenza.
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