miércoles, 1 de abril de 2020

La 13 la tele de la iglesia

Están gastando cientos de millones, para tener publicidad en radio, televisión y revistas, ya que necesitan llegar al publico que no se acerca a misa.

Cada vez lo tienen más difícil, pero como les sobra dinero, intentan equilibrarse con medios que les permiten tener a las masas informadas.

Sacan al papa Francisco diciendo tonterías,  para atraer a los que todavía creen en ellos, y ver si consiguen alguno más.

Hoy en trece(Buen numero se han buscando, quieren demostrar que no son superticiosos) hemos visto al papa con ocho cardenales, hablando temas que nadie entiende, pues están desfasados del mundo en que vivimos.

No se les ve trabajo alguno, están sentados escuchando lo que dicen los que hablan por el micrófono central,  y que todos asienten con sus cabezas, en señal de respeto y confirmación.

No sudan, ni se esfuerzan mucho sentados en sus buenas butacas, viven como curas, diciendo dogmas y mentiras, para seguir en el machito, diciendo que son vicarios de dios en la tierra y con poderes extraordinarios, para la salvación de las almas.

Y como reciben dinero de todos los gobiernos cristianos, además de todas sus universidades, hospitales y demás propiedades que han conseguido con malas artes, pues en el vaticano viven muy bien, dedicándose a pensar como seguir unos siglos más, engañando a toda la humanidad y pisoteando sus derechos.

Siguen diciendo que su dios castigador está muy enfadado, con las personas que lo han olvidado, ateos, protestantes y gente de mal vivir, que hace que su falso dios nos siga castigando con enfermedades y guerras sin fin, sin conseguir el arrepentimiento de tanto individuo indeseable, que no reza, ni les hace caso, pasando de ser buenos, para pecar y pecar, creyendo que eso les permite vivir felices.

Todas estas personas, que viven en el limbo cristiano, tienen que ser convencidas de que como no se conviertan al cristianismo, morirán de la forma más cruel, pues su dios no descansa en castigar a los "malos" por lo que o se arrepienten y vuelven a la iglesia católica, o sufrirán la ira de su falso dios.


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